Medallones y frituras de Yuca
- ▪︎1 kg de yuca pelada
▪︎100 ml de salsa de tomate
▪︎1 cucharadita de sal y pimienta
▪︎1 cebolla
▪︎4 chiles cachucha
▪︎6 dientes de ajo
▪︎Cilantro, perejil, apio u otras especias al gusto
▪︎1 o 2 cucharadas de aceite vegetal para freír o manteca
En la década de 1990, posiblemente la más difícil de la historia reciente de Cuba, mi padre tuvo que inventar muchas cosas para satisfacer las necesidades de la familia. Yo estudiaba lejos en ese momento, y aunque era gratis para los cubanos, siempre generaba gastos adicionales.
Recuerdo los molinos de arroz y de maíz, la fundidora de plástico, la cría de cerdos, la carpintería, la industria del calzado y de trajes de baño, porque mi madre, una gran costurera, también trabajaba tanto como los años se lo permitían. El negocio que más duró fue la cafetería, donde se vendían pizzas, golosinas, refrescos y bocadillos... pero todo empezó con un simple puesto de frituras.
Recuerdo que los fines de semana que pasaba en casa con la familia ayudaba a mi padre en este primer pequeño negocio, preparando yuca para su puesto de fritura.
Todo se hizo al amanecer para asegurar la frescura de la comida. Mi padre siempre se levantaba primero, alrededor de las 2 de la madrugada, para adelantar la cocción de la yuca que luego había que enfriar. Sólo vine a ayudarlo alrededor de las 3 a. m., para la preparación final.
La idea era que todo estuviera listo a más tardar entre las 4 y 5 de la mañana, hora típica de los campesinos que iban a trabajar y se detenían religiosamente para degustar la preparación de mi padre con un refresco o jugo casero y café. Luego pasaban otros trabajadores y más tarde viajeros e incluso escolares paraban regularmente para comer algo antes de llegar al colegio.
A las 9 o 10 de la mañana todo estaba vendido. Mi padre entonces cerraba el puesto de fritura y salía a buscar la yuca y otros productos para el día siguiente. Sólo después del almuerzo solía tomar una siesta profunda y reparadora.
La idea de la yuca frita en un comal, a modo de hamburguesa, surgió de la abundancia del tubérculo y la falta de aceite en aquellos duros tiempos.
Mi padre frió un trozo de tocino, que se comió después, para obtener la grasa necesaria para asar los medallones de yuca, que a su vez se condimentaban con ella.
Luego, mucho tiempo después, pudimos hacer buñuelos de yuca, en abundante aceite.
Por eso hoy vamos a hacer estos medallones y buñuelos de yuca con mucha nostalgia y agradecimiento.
Primero debes cocinar la yuca pero no muy tierna, luego moler los trozos.
Preparamos una salsa criolla por separado. Freíremos los ajos, el ají, la cebolla, el cilantro y cualquier otra especia al gusto, en un poco de aceite y una salsa de tomate ligera, espolvoreados con sal y pimienta.
Cuando esté todo listo, mezcla bien la yuca y la salsa hasta obtener una pasta de yuca bien condimentada y muy consistente.
Con las manos mojadas en agua haremos bolitas de yuca, luego les daremos una forma similar a medallones, para luego asar en la plancha caliente con un poco de aceite, hasta que quede bien dorado por ambos lados.
Se recomienda comer los medallones de yuca apenas cocidos, bien picantes, con una salsa picante.
Si en lugar de hacer estos medallones cogemos dos cucharas y hacemos bolitas de tres lados, a modo de empanadillas, luego podemos freírlas en aceite abundante y muy caliente para hacer buñuelos de yuca.
Otra delicia que recomiendo disfrutar con una salsa de miel, jengibre, piña picada y mostaza.
Nos vemos pronto en la mesa cubana.